La construcción del templo en nuestra ciudad no tiene una fecha definida pero por deducciones se puede decir que se construyó a la par con la fundación española.
“Las leyes de las Indias decían que cuando se fundase un pueblo indígena debería ser trazado al estilo español: al centro, una Plaza Mayor cuadrilátera, de la que parten calles rectas y en cuyo perímetro deberían construirse casas para el Corregidor, Encomendero, el Curaca, la Iglesia y la Cárcel”.
Corría el año de 1891, y el pueblo de Huaral tuvo que soportar un terrible aguacero; el Rio Chancay, se salió de su cauce y arrasó la quebrada de San Miguel. Esta lluvia derrumbó gran parte del techo de la iglesia que era plano. Naturalmente que si hubiese sido redondo -como lo es actualmente-, la lluvia no habría causado tanto perjuicio.
En tales circunstancias se procedió a la restauración; y a principios de 1892 se formó una junta Pro-Refacción. La presidía Don Luis Colán y la integraban don Sebastián Cahuas, don Juan C. Sánchez, don Gregorio Cáceres y don Luis Paulet. Cada uno aporto entonces una importante suma de 100 soles oro para el trabajo.
Cooperaron los señores hacendados del valle y la obra casi se termino. Ahora el Templo ofrecía un nuevo aspecto. Su techo era una nave redonda, pero... le faltaban las torres y al lado izquierdo se alzaba un tosco y alto paredón de donde pendían las campanas.
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